Qué peligrosa la frase "nunca cambies".
Tan peligrosa que cuando la persona que queremos no cambia,
todo se vuelve monótono,
todo se torna aburrido.
Recuerdo cuando sonriendo porque te hice algún detalle,
me dijiste muchas veces "no cambies"
y por llevarte la contraria, como muchas veces en tus debates, cambié.
Me volví el hombre egoísta, el que hiere, el que desplanta,
el que jamás pensaste que sería porque "él no es como todos",
pero te fallé, cambié.
Y no cambié por temor a ser monótono,
cambié porque te mostré lo que en realidad era yo.
Pero ha llegado el tiempo en que he cambiado quien soy,
porque ya me aburrí de ser monótono,
porque ya me dio temor de ser villano,
porque ya me cansé de las distancias que hicieron que te apartaran de mi lado.
Finalmente soy lo que siempre quisiste,
y un poco tarde he regresado,
sólo para fijarme que eres feliz con otro que todavía no ha cambiado.
aunque cambies.
Porque los cambios es la mejor parte de esta vida,
cuando te das cuenta que has hecho mal y debes mejorar,
cuando te das cuenta que estás lejos y debes acortar,
cuando te das cuenta que has herido y debes sanar,
cuando te das cuenta que has extrañado y no has llamado,
cuando te das cuenta que no eres feliz y no has regresado.
Pero yo ahora en vez de decirte "no cambies",
te pido que no regreses, he cambiado.
Te he cambiado en mi calendario
y hasta en las metas que he logrado.
Te he cambiado por alguien que no se atreve a decirme "no cambies",
porque sabiamente me ha susurrado "haz lo que te haga feliz",
porque así son los cambios,
al final el resultado, siempre serás feliz.