December 24, 2012

Querido Santa: la carta que tanto he esperado.

Querido Santa:


Primero que nada, es necesario aclarar que nunca he creído en ti. Pero, no me culpes a mí, más bien cúlpate a ti mismo por nunca darme lo que te pedía. Aunque bueno, es mejor olvidar y no pelear, al menos hoy. 

No te vengo a hablar sobre lo bien que me he portado, porque ¿a quién engaño? Sigo siendo el mismo hombre que enamora a las mujeres por simple capricho de aumentar su ego que se fue justo el día que se fue ella. Sí, la chica con la que escribí tu carta el año pasado, se fue. No aguantó. Aunque, ¿eso qué debe importarte? La felicidad que te pedimos, ni siquiera la pudiste traer y ni decir del "para siempre" que te hicimos prometer, más a ti que a nosotros. Y quizás ese fue el error, pedirte un "para siempre" cuando ni siquiera me has podido traer el tren de colores que te pedí a los 6 años.

Pero, hoy he decidido olvidarlo todo y no pedirte más por mí. Quizás al final de cuentas, así es que funciones tú.

Quiero pedirte por ella. La mujer que un día amé con mis fuerzas. La que por 2 años me chantajeó con besos, para escribir tus cartas, porque ella sí creía en ti. Ella, Santa, por ella te pido hoy.

Te pido que la hagas feliz. Envíale un chico bueno que crea en ella y la quiera a pesar de todo. Que la apoye y le dé gusto escribirte cartas todos los años. Que la haga sonreír cada mañana y que en las noches la abrace tanto que le recuerde lo grandioso que es ser mujer. Que la llame, al menos, una vez al día para asegurarse de que ella esté bien y que le lleve rosas todos los días, sin importar la ocasión. Que la lleve con su familia o al cine una vez por semana. Y que le regale el Golden Retriever que ella tanto quería. Que le diga lo bella que está, así no haya ido a la peluquería y que se quedé ahí, justo ahí, a su lado, cada 28 días. Y por último, si no es mucho pedir, quiero que ese chico que le envíes, sea yo.

Espero esta vez puedas cumplir, aunque al final, no te pedí por mí, sino por ella.

Hasta el próximo año, querido Santa.



P.D.: Espero que llegues antes de que Pongo, mi nuevo Golden Retriever, se haya comido las galletas que te dejé sobre la mesa.

October 14, 2012

Patán.


De pequeño me enseñaron a ser un caballero. A llevarle flores a mi chica sin importar el día y a quedarme a su lado cada 28 días.
También me enseñaron que a la mujer no se le grita y que hay que recordarle todos los días que es bonita. Tampoco debo enamorarla si no quiero nada con ella y que debo respetarla hasta que sea ella quien decida ser mía.
Tantas cosas me enseñaron para al final terminar siendo otro patán...

Supongo que sería cobarde culpar a mis celos, a mi inseguridad por perderte y a mis dudas incoherentes, pero creo que al final, estoy siendo más cobarde en refugiarme en un patán. En un hombre que no perdona, que no ve más allá de sus impulsos, que le grita a una mujer porque no admite que ha perdido y que la insulta porque sabe que ya no tiene a dónde ir.

No sé en qué momento cambié tus sonrisas por estas lágrimas. Ni tampoco tu amor por decepción. Pero, hoy me doy cuenta que el error ha sido de este imbécil que hoy te escribe porque sabe que perdió.

No quisiera ser un loco al que luego de insultar pide perdón y continúa como si nada hubiese pasado. Tampoco quiero ser el hombre al que pienses que es muy malo; que dice un "te amo" y luego insulta, que dice un "por siempre" y lo acaba en meses, que dice un "te cuido" y te rompe el alma.

No sé en qué momento empecé a chantajearte. Supongo que es cosa de patanes, el que no sepa qué hacer sin ti y que ahora te amenace. 

Hubiese preferido ser un infiel, sí, de esos hombres que engañan, pero no insultan a una mujer. Aunque, ¿a quién engaño? Patán es ese hombre que no puede consigo mismo y es tan cobarde que daña a una mujer. La vuelve nada en un segundo, aprovechándose de su amor, de algo tan fuerte, que puede con todo, que aguanta todo, y hasta las cobardías de un patán.

Pero, hoy te has cansado, lo sé. Yo también me hubiese cansado de un patán tan cobarde que aún no te da la cara porque solo sabe agredirte y crearte miedo, mujer.

Me hubiese gustado nunca haberme quitado mi disfraz de caballero. Sí, porque solo era un disfraz. Un traje que sabe vestir bien un patán, pero que siempre se equivoca al momento de quitárselo.

Ojalá que mañana me puedas perdonar por haber sido tan patán. Por haberte roto los sueños e ilusiones que una vez creíste tener con un pendejo enamorado que solo fingía ser un caballero. 

Ojalá que mañana cuando despiertes, me puedas dar otra oportunidad, de no disfrazarme de caballero sino a vestirme como tal.

Ojalá que mañana me sonrías sin miedos y que lo podamos intentar.

Ojalá que mañana se me olvide lo que es ser un patán.

Y ojalá que mañana despertemos felices, tú al lado de un caballero que te lea esta historia y yo al lado de una mujer que le cuente lo triste que es ser... Un patán.

September 10, 2012

Diario de un despecho.



[Día 1]: Hoy he decidido comprar esta libreta. Es la más delgada que encontré en la librería. La compré por ella, la chica que me dejó ayer. No me dejó por otro, me dejó porque se cansó. Se cansó de tanta espera, mentiras y muchos insultos. Y aunque creí que estaba molesta, esto ya me huele a decepción. Desperté marcándole a su número, pero no me contestó. He decidido dejar pasar este día para no hacerle presión.

[Día 2]: La extraño. No he escuchado su voz. Me la pasé todo el día en la calle para distraer mis ganas, aunque no te lo niego, tengo guardado 8 SMS en borradores que dicen desde un "regresa" hasta un "no me dejes, por favor". También marqué su número unas 4 veces, pero no le di a llamar. Ella no me ha escrito, supongo que sigue molesta, supongo que tiene mucha decepción.

[Día 3]: ¡Joder, la amo! Hoy le he escrito a un par de sus amigas, les he preguntado por ella, que cómo sigue y si me extraña. He estado todo el día viendo su Facebook a ver si cambia de estado a "en una relación" o por un "hoy salí con mis amigas y he conocido a un chico muy guapo". Me estoy matando, lo sé. No sabes cuánto duele ser el patán de una relación.

[Día 4]: Hoy me he prometido que no volveré a escribir más en este cuaderno, hasta tenerla de regreso...

[Día 20]: Hoy ha sido el peor de mis días. Creo que es cuando empiezo a asimilar que ella ya no va a regresar. Me la he pasado estos días extrañándola y he dejado de ser hombre ante mi padre y me he vuelto un niño llorón bajo las sábanas. 

¿Qué le pasa? ¿No me extraña? No me ha llamado en varios días ni me ha escrito en ningún lado. Sé que cambió de número y que anda sonriéndole al mundo. ¡Qué suerte tienen todos de ver esa sonrisa que ya no puedo comer a besos!

[Día 21]: Acaban de irse unos amigos. Tomé para olvidarla y terminé recordándola. Mira como ya te mojo con mis lágrimas...

[Día 25]: Hoy he decidido enviarle un regalo a su casa. Ojalá le guste y me devuelva la llamada. Ya será mi cumple y de regalo quisiera, Dios, que me la regresaras.

[Día 30]: Hoy fue mi cumpleaños. Debí escribir aquí hace mucho rato, pero estaba aguantando un poquito más de las 12 a ver si al final me marcaba. No llamó. La extraño. ¿Tan grave fue lo que le hice? ¿O tan grave fue lo que nos hicimos? ¡Ya no puedo más! La extraño a rabiar.

[Día 31]: Hoy he checado su Twitter y me ha puesto mal. Leí que ya anda feliz conociendo a otro que la hace sentir mujer. Lloré, no aguanté. Le marqué a ese número que ella dejó de usar, solo para recordar el repique de cuando la llamaba para gritarle por teléfono que la amaba. Creo que ya es hora de aceptar que no regresará.

[Día 189]: Solo vine a confesarte que la extraño. Ojalá un día me marque.

[Día 204]: Hoy no te vengo a hablar de ella. 

He conocido a una mujer, distinta, pero en cierto modo me la recuerda. He decidido hacer las cosas bien. Ojalá funcione.

[Día 311]: ¿Sabrá que aún la extraño? Ojalá que ella esté siendo feliz.

August 21, 2012

Perversa

Hoy he conocido a una mujer. Quisiera decir que no es como todas, pero lo es. Lo único que la diferencia es esa mirada que me da queriendo besar mi boca o no estoy seguro si es la misma mirada que pone al querer que sea yo quien le arranque la ropa.

Se ha levantado de su silla, trae un vestido con un corte que se le ha visto hasta lo que me llevaría a la gloria, sonríe al caminar como si fuese reina de belleza y pues si así fuera, en mi reino ganaría.

Sonríe, se sienta, se suelta el cabello, se inclina, se sirve más vino, me mira, la miro, sonrío y le digo: "¿quieres más?", acercando hacía ella mi copa de vino. Me observa, se acerca y susurra: "si me lleva al cielo contigo, no quiero más. Lo quiero todo". Agarro su copa, le rozo las manos, me mira, la miro, ahora soy yo quien está nervioso. Le digo mi nombre y ella responde: "¿crees que esta noche eso sea lo que me importe?". Sonrío, me acerco, le toco su pierna, esa donde estaba el corte de su vestido que me llevaría a la gloria. La abre, la cierra, la abre, la cierra y justo cuando mis dedos ya han llegado al cielo, las cierra y aprieta.

Sonríe, sonrío, se acerca a mi oído, me dice bajito: "te quiero poquito". La miro y me mira, me fijo en su escote y ella bajo la mesa, me tiene en sus manos. Sudado y nervioso, me sirve más vino, mientras mis dedos seguían rozando sus labios. Se acerca y pregunta: "¿me tomo tu copa?". Sonrío, me acerco, le meto mis dedos y con un orgasmo me dice: "ya me hiciste sudar". La veo y le digo: "ya lo sé por tus nervios".

De repente en el salón, donde ya no éramos ella y yo, alguien grita: "¡Laura!" Y ella responde: "aquí estoy, mi amor". Sonríe, la miro, se acerca y me dice: "hasta luego". Se para, se aleja y saluda a ese hombre. La abraza y la dirige hacia afuera. Volteo y volteo y la vuelo a mirar, y justo ahí, cuando ella voltea, me guiña el ojo y sonríe queriendo decir: "hasta ahora sigo siendo la perversa que un día te hizo amar".


Y así fue como recordé, que ya la había besado, contado los lunares, descubierto sus secretos y hasta dedicado mis canciones.

Sonrío, no seguro de saber si ella sonríe también, alzo mi copa, bebo un poquito, pido la cuenta, me paro y me marcho. No sin antes dejar en esa mesa, un poema escrito en una servilleta, donde lo único que decía era: "Hasta la próxima, perversa".

May 20, 2012

Mundo de papel.

De pequeño siempre me gustaba hacer barquitos de papel,
para hacerlos navegar, hasta verlos caer.
Y ahora que recuerdo, ¿cuántos avioncitos de papel no hice volar,
pensando que me llevarían un día a Disneyland?

Y ahora que he crecido, no soy el niño de avioncitos.
He descubierto un mundo de papel,
donde todas las noches te escribo.
Un mundo de papel que finge no romperse,
y que resiste todo sentimiento,
de culpa, odio y decepciones,
lujuria, envidia y errores.
Un mundo tan chiquito que cabe en mi escritorio,
de sol tiene mi lámpara,
y de dios tan solo un bolígrafo.
Ese mundo suele ser valiente,
al dejarse tatuar todas las noches,
como solía hacer mis manos con tu cuerpo.

¡Ay, qué hermoso mundo de papel el que tenemos!
Hecho de ilusiones y sentimientos,
frágil a las mentiras y al llanto,
pero fuerte al resistirse a historias
como la nuestra.

"Mundo de papel", así te llamo
porque eres tan frágil como ella
y tan fuerte como yo.
No te rompas esta noche,
haz que ella sienta, esta vez
lo mucho que la extraño.
Hazte fuerte, no llores.
No esperamos que vuelva,
solo que lea,
lo que mis labios callan por temor a romperme en llanto.

Por eso, esta noche te pido
¡aguanta, papel! ¡Aguanta!
Sé fuerte como yo, esta vez
y haz que ella nos sienta a ambos.
Seamos sinceros y esperemos,
que ella regrese a nosotros, llorando.

¡Ay, qué hermoso mundo de papel el que creamos!
Tan pequeño que cabes en mis manos,
no te rompas nunca
porque quiero que veas cuando te usemos
el bolígrafo, mis ganas, la lámpara y ella a mí lado.


February 21, 2012

Carta a un desamor


Tan solo me bastó una noche, un par de cigarrillos y algunas dudas, para llegar a la conclusión que me mandaría de regreso a tus brazos. 

Recuerdo que siempre fui un hombre indeciso, quizás culpa de mi signo, algo loco e irresponsable, con aires de niño atrevido, pero con un temor entre manos. Nunca quise arriesgarme a más de lo que tenía, fui un estúpido conformista y esta tarde percibo que fue por eso, que lo nuestro llegó a su olvido.

Te dejé por darle vida a una historia, que me negué a aceptar que había acabado. Te perdí por temor a aceptar que era de ti de quien me había enamorado. Y es que hasta en amarte fui cobarde, no supe afrontar mis realidades. No tengo culpa de que no me enseñaran a qué hacer cuando finalmente el amor te corresponde, pues siempre estamos acostumbrados a que todo lo contrario pase.

Pero, tampoco me enseñaron a qué hacer cuando el pasado regresa, y aunque a muchos les parezca cosa lógica, a mí me parece un juego a la inversa, donde el perdedor será quien decida regresar y en este caso, el perdedor fui yo.

Ahora que no estás, me preocupo por quién besará tus labios, por quién tomará tus manos, por quién luchará para hacer que me olvides y por quién tomará tu cuerpo para borrar cada sensación que a la distancia, supe darte.

Hoy, otra vez, fui un cobarde al borrarte de todos mis planes. Y es que debería suponerse que por ti no sienta nada, que es a otra a quien debo amarle y que te mentí en todo lo que te había prometido, pero no...

No seré muy bueno escribiendo cartas que te hagan regresar, pero quiero que sepas, que aunque finja que no me importes, me interesas más que tu adicción a los museos, ¿y es que cómo olvidar tus gustos, si yo fui uno de ellos durante mucho tiempo? ¡Y aún así piensas que no te amé, que no me imaginé contigo cargando a un bebé que veríamos crecer hasta envejecer!

No te diré que sigas a tu corazón, pues si le pronuncias mi nombre, sus latidos ganarían, pero sí que recuerdes lo que juntos hicimos muchas veces, en una habitación donde las ganas siempre salían y que le des la razón a tu piel y tus ganas, que fueron los que hicieron que tu corazón me eligiera.